26 may 2014

MONOTEMA: CINE QUINQUI


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Si hay algo en lo que España, grande y una, es prolífica, es en delicuentes.
Tanto es así que a finales de los 70's este submundo de macarras llegó a tener su propio género cinematográfico reconocido, en serio, como Cine Quinqui.
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El Cine Quinqui centra sus historias en las experiencias reales vividas por una generación de delincuentes, habitualmente adolescentes, que acabaron adquiriendo gran fama por el número y la continuidad de sus "palos". Esos golpes protagonizaban constantemente telediarios y titulares, de ahí que los "quinquis" acabasen formando parte del dominio popular. Sobre todo si hablamos de una sociedad aún en pañales (a las puertas de la democracia), insegura y todavía 'mediáticamente' inocente con un par de canales como única fuente de información.
La mayoría de estas pelis eran protagonizadas por chavales de la calle (o incluso los propios delincuentes que se interpretaban a sí mismos) que utilizaban su argot y se movían por los mismos entornos que en la vida real, por eso el género adquirió una estética unitaria muy próxima a lo que se podría denominar como Realismo Sucio.


Siempre se mostraba la realidad de las calles, tal cual, a través de escenarios marginales y sórdidos y un sector de la población muy desfavorecido e invadido por la droga, la violencia y la ignorancia. Es decir, este tipo de películas mostraban una realidad que no interesaba y que convenía camuflar, por eso ninguna de ellas está exenta de una crítica social que no beneficiaba en absoluto al lavado de cara que España quería hacer para entrar en Europa.

Los palos que daban los chavales estaban, casi siempre, relacionados con la droga: tirones de bolso, robos de coche, atracos en la calle a punta de navaja... De ahí que fuesen "delitos menores" que permitiesen a los ladrones estar en la calle al poco tiempo volviendo a armarlas.


Dos de los grandes fueron Juan José Moreno "El Vaquilla" y Ángel Fernández Franco "El Torete", que protagonizaron su propia saga de pelis de la mano de Juan José De La Loma y Eloy De La Iglesia, los dos grandes directores del género.
Ellos firmaron clásicos como "Perros callejeros" (`77), "Yo, El Vaquilla" (`85) o "El último viaje" ('73), todas ellas de De La Loma. O "Navajeros" (´80), "Colegas" (´82), "El pico" (´83) o "La estanquera de Vallecas" (`87), firmadas, todas las de este segundo grupo, por De La Iglesia.
Además de éstas, también tenéis "Deprisa, deprisa" (´81), de Carlos Saura, "Chocolate" (´80) de Gil Carretero, "Juventud drogada" (´77) de José Truchado y las de "El Lute", de Vicente Aranda.
Seguro que hay un montón más pero yo no las he visto.


Nah, deciros que es un género muy "underground" con presupuestos bajísimos y producciones bastante limitadas pero que justo por eso adquiere más interés y frescura.
Son casi documentales porque, como decían directores y 'actores', realmente la peña malvivía así y lo que se mostraba era el día a día tal cual.
La mayoría de estos chavales ( "El Pirri", "El Mini", José Luis Manzano...) que aparecieron en las pelis no pasó de los treinta y pocos y murieron de sobredosis o de sida, con lo cual la honestidad de lo que ahí se mostraba es incuestionable. Por eso cuando otro tipo de producciones posteriores, más técnicas y elaboradas, tratan de incluirse en el género Quinqui, al abordar como las anteriores el tema social desde el punto de vista "malo", son abiertamente rechazadas por los "puristas" del término, dado que sí hay conexión temática pero no personal ni humana.
Es lo que hay.

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