3 oct 2013

LA CONFIRMACIÓN

Bueno, pues resulta que esta semana tuve la confirmación de mi primo en Madrid y como yo era el padrino no hubo manera de escaquearse.
Al principio me agobiaba solo con pensar en el rollo de la ceremonia, la misa larguísima y todo eso, pero luego cambié el chip y traté de verlo como la oportunidad idónea para una purificación espiritual; una especie de puerta abierta a la redención.
El caso es que entro y... Joder, a las pijas del Opus deben de darles para desayunar Cola Cao manipulado genéticamente porque, madre mía tío, me hinché a ver culos. ¡Y qué culos!. Melenazas, piernazas, tripitas de estas en curva. Ya sabes a lo que me refiero eh eh ;). No me parece que vayáis a misa a arrepentiros eh perrillas... 
Ante mi creciente agitación y nerviosismo transpirativo alzo la cabeza hacia el altar implorando perdón ¡Oh señor Jesús! (que allí estaba el pobre aguantando estoicamente con cara de estar pasándolas aún más canutas que yo). "Lo siento señor, pero es que, joder, ¿qué quieres que le haga si me plantan aquí en medio de esta meca del pecado? Uno no es de piedra o de madera como usted, hombre". 
Nah, bajo la cabeza y no rezo pero me calmo. Tiro de plan B a ver alivio la conciencia y me pongo a escuchar al obispo que se pone a contar que ya en época de los griegos Dios era reconocido como la causa no causada de todas las causas. Al oír esto a mí me dan ganas de levantar la mano y proclamar a los cuatro vientos si no le suena de nada eso del politeísmo -so bobo- pues los griegos, que serían los mayores paganos ante los cuales nos podríamos cruzar hoy día, estaban muy lejos de adorar al mismo dios en nombre del cual tú vas a pasarme ante mis narices la cestita recaudatoria dentro de un rato. Y luego que si no se qué de Aristóteles. Pero tío, ¿lo estás diciendo en serio?. Un obispo de tu categoría debería haber leído "El nombre de la rosa", digo yo.
En fin, que el plan B falla porque sólo se me vienen a la cabeza insultos y réplicas así que tiro de Plan C: Iconografía eclesiástica. Y entonces empiezo a pensar que sí, que muy virgen pero bien bajó el ángel mientras el otro pobre hombre le daba al martillo e invierto todas las cruces que se cruzan en mi campo de visión y me imagino a los ángeles sin pañito blanco y con un mega cipote de negro y las velas incendiando los cardados enlacados de las madrileñas castizas que me preceden en el banco de delante y, por último, el obispo de voz angelical y discurso deficiente, yendo a cagar tan apurado que ni se quita su gracioso sombrerito faraónico.
Definitivamente la misa no salva mi alma. 
Una vez terminada, intenté hacer tertulia introduciéndome de la forma más natural posible entre esas buenas gentes de bien. 
Era mi última oportunidad para no ser devorado por las llamas de Satanás, o peor aún, a merced de un súcubo en el purgatorio. Así que cojo y, poquito a poco, caminando de lado como un pony, me acoplo al primer grupo de encorbatados. No les gusta mucho mi apariencia mundana y dejan de lado sus "ejques" en cuanto aparezco. Me expulsan a golpe de hombrera, con mucha clase y discreción, eso sí.
Con el segundo grupo no me va mejor a pesar de que sonrío y mantengo mis manos detrás del culo imitando su gesto. Ellos dejaban entrever una hebilla D&G y yo un pantalón lleno de lamparones resecos. He ahí el error. 
Como de los errores se aprende, frente al tercer grupo cambio de estrategia y no les doy tiempo que lleguen a mirarme mal. Me anticipo a las sospechas que produce mi barba y me presento como un novicio franciscano. Ah, de ahí su barba. En efecto, hermana. Y, ¿cómo es que no lleva la coronilla afeitada. Pues porque pertenezco a un nuevo team franciscano que está empezando ahora. Uy, no tenía noticia alguna. Lógigo y normal hermana, lo llevamos muy en secreto y no queremos darle pompa hasta que no sea seguro. ¿Seguro el qué?. Emmm seguro, pues seguro... Madre mía que culín. Pero ¿que hace?, ¡deje de mirarle el culo a mi sobrina!. Oh, no no, por Dios... ¿Quien coño eres tú? ¡fuera de aquí! ¡Quién coño te ha invitado! Pues para que lo sepa soy el padrino de aquel niño de allí (señalando a mi tía y mi primo que ocultan la cara tras el bolso de ésta). Pues menudo ejemplo estás dando. Toma ejemplo (señalando a ya sabéis donde -donde los lamparones, por si acaso-). Y empiezan a llover exclamaciones y onomatopeyas proferidas con muy buen acento cajtellano. Sí sí, mucho de Madriz al cielo pero cuando llega agosto bien que os vais cagando hostias a tocar los cojones a la pobre gente de provincias y métete el puto pretérito perfecto compuesto por el culo y... Ahí fue cuando recibí la hostia y me quedé inconsciente. 
No recuerdo nada más que despertarme en el ALSA sobre las piernas de mi compañero de asiento, un chino con una camiseta de Crepúsculo y que no paraba de ponerme morritos porque él también era más amigo de los lamparones que de Dolce y Gabana.
Y ésta es la historia de la confirmación de mi primo Álvaro quien, junto con sus padres y el resto de mi familia, ya no me habla. 

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